24 de septiembre

Escucha La Palabra de Dios para cada día

 

Primera Lectura

Lectura del libro de Isaías 55, 6-9

Busquen al Señor, ahora que podemos encontrarlo; llámenlo, que está cerca. Abandone el malvado su proceder, y el perverso sus malas intenciones. Vuélvanse al Señor, y Él se apiadará de ellos; vuélvanse a nuestro Dios, que es generoso en el perdón. El Señor ha dicho: “Mis planes no son los planes de ustedes, ni mis caminos son sus caminos. Como el cielo está por encima de la tierra, así también mis caminos y mis planes están por encima de los suyos”.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

 

Salmo responsorial 144, 2-3. 8-9. 17-18

R. Cerca está el Señor de los que lo invocan.

Día tras día te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás. Grande es el Señor, merece toda alabanza, es incalculable su grandeza / R.
El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas / R.
El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones. Cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente / R.

Segunda Lectura

Lectura de la Carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 1, 20c-24. 27a

Hermanos: Sea que yo siga viviendo, sea que tenga que morir, en mí se manifestará la grandeza de Cristo. Porque para mí vivir es servir a Cristo, y morir es ganarlo para siempre. Si sigo viviendo en este mundo, podré ver los frutos de mi trabajo. Y entonces no sé qué escoger. Me encuentro ante esta alternativa: por una parte irme, para estar con Cristo, que sería lo mejor para mí; y por otra veo lo necesaria que es la vida para trabajar por ustedes. Lo importante es que en su comunidad lleven una vida digna del evangelio de Cristo.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Aclamación antes del Evangelio (Cf. Hch 16, 14b)

Abre, Señor, nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 20, 1-16

¿Tienes envidia de que yo sea generoso?

En cierta ocasión, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: “Con la soberanía que ejerce Dios sucede lo que sucedió con un patrón que salió muy de mañana a contratar obreros para su viña. Convino con ellos en pagarles un denario al día y los mandó a su viña. A las nueve de la mañana salió a la plaza y encontró a otros sin hacer nada, y les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña, y yo les daré lo que sea justo’. Y ellos fueron. Salió de nuevo a mediodía y a las tres de la tarde e hizo otro tanto. A eso de las cinco de la tarde salió otra vez y encontró algunos ahí parados. Él les preguntó: ‘¿Por qué se quedaron aquí todo el día sin hacer nada?’. Ellos le respondieron: ‘Porque nadie nos contrató’. Él les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña’. Al anochecer, le dijo el patrón a su mayordomo: ‘Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros’. Vinieron, pues, los que habían llegado a eso de las cinco de la tarde y recibieron su denario. Y al llegar los primeros pensaron que iban a recibir más. Pero cada uno recibió también un denario. Al recibirlo, empezaron a protestar contra el patrón y le decían: ‘Estos últimos solo trabajaron una hora, y los trataste lo mismo que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor’. Él le respondió a uno de ellos: ‘Amigo, no soy injusto contigo. ¿No habíamos convenido en que te pagaría un denario? Toma tu denario y vete. Pero yo quiero darle a este que llegó de último lo mismo que a ti. ¿Acaso no soy libre para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O tienes envidia de que yo sea generoso?’. Así los últimos quedarán de primeros y los primeros de últimos”.

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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