12 de Junio

“Bienaventurados los pobres en el espíritu”

(Mateo 5, 1-12)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

El sermón de la montaña es una catequesis bautismal, es una regla de vida, es un breviario de la vida cristiana. El comienzo del sermón abarca los capítulos 5 a 7 y constituyen el manifiesto o la carta magna del reino de Dios: dice quiénes son sus ciudadanos, cuál es su condición. Los criterios con los cuales Dios juzga y obra son exactamente opuestos a los nuestros, el reino de Dios se opone al reino de los hombres. De hecho Jesús dice Bienaventurados, refiriéndose a los pobres, humildes y despreciados, para él vale quien nada tiene, quien nada puede, quien no es tenido en cuenta. Es una inversión radical de valores pare él ellos son “Benditos”, Bienaventurados.

 

Reflexionemos: Para nosotros es bienaventurado el rico, el poderoso, el que recibe honores, el que más tiene, puede y es tenido en cuenta. Para Jesús es todo lo contrario, es bienaventurado el pobre, el excluido, el humilde.

 

Oremos: Maestro bueno, enséñame a no vivir de apariencias, a no ser excluyente con las personas; a vivir con tus valores, a estar cerca del pobre, del humilde del excluido, del que nada puede devolverme. Amén.

 

Actuemos: En algún momento del día, voy a tener un gesto de cercanía y un detalle con alguien a quien considero despreciado, excluido, humilde.

 

Recordemos: Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurado los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados Hijos de Dios.

 

Profundicemos: El pueblo de Dios está formado por aquellos que escuchan y viven las Bienaventuranzas, y con la fuerza del espíritu hacen que Jesús sea su vida y su regla de vida.

 

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