27 de Junio

“Lo que quieran que los demás hagan con ustedes, háganlo con ellos”

(Mt 7, 6. 12-14)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

La invitación explicita del texto de san Mateo es una regla de oro para nuestra vida, lo que yo quiero que hagan conmigo, debo hacerlo con los demás, solo así llegamos a ser hijos perfectos de nuestro Padre Dios, que es amor para todos. Este amor se expresa en desear y hacer el bien al otro, en colocarlo al centro de mi vida. Para ello hay una condición, vivir la Palabra de Dios, es decir entrar por la puerta estrecha, pues no es fácil.  Hay muchas puertas anchas y espaciosas que el mundo nos ofrece. Pero en Jesús el Hijo, en su Palabra, encuentro la puerta de acceso a la comunión con Dios y con los hermanos, camino que conduce a una felicidad siempre mayor.

 

Reflexionemos: Todas las otras puertas anchas y espaciosas, no conducen al amor de Dios Padre y de los hermanos, solo conducen a la perdición.

 

Oremos: Señor Dios, dame coraje y sabiduría para hacer a los demás aquello que quiero que hagan conmigo, que me respeten, me acojan, me amen y me lleven por el camino del bien.  Amén.

 

Actuemos: Durante este día tomaré tiempo físico para reflexionar porque puertas estoy entrando, si por la estrecha de Jesús que me conduce a Dios y a mis hermanos.

 

Recordemos: Que estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la verdadera vida. Y pocos dan con ella.    

 

Profundicemos: El ser humano, cegado por el egoísmo, encuentra estrecha la puerta de la salvación, y su camino lo considera lleno de dificultades.

 

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