18 de febrero

Se transfiguró delante de ellos

(Marcos 9, 2)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

ESTE ES MI HIJO MUY AMADO ESCUCHENLO.

Seis días después del primer anuncio de la pasión. Jesús elige a tres de sus discípulos: Pedro, Santiago y Juan, y sube con ellos a un monte alto donde se transfigura delante de ellos. Se presenta en su dimensión divina, con dos testigos del cielo: Moisés y Elías con quienes conversa. Los discípulos estaban atónitos ante este misterio maravilloso. Pedro exclama: qué bueno es estar aquí. 

La presencia de la Nube indicaba al pueblo de Israel la presencia de Dios, aquí la Nube los cubrió y salió de ella la voz de Dios. ESTE ES MI HIJO AMADO ESCUCHENLE.

Jesús les conforta, les invita a bajar del monte y a no contar a nadie lo vivido, porque su mesianismo se comprenderá después de su muerte y resurrección.

 

Reflexionemos: Jesús escoge a tres de sus discípulos, los conduce a la cima de una montaña elevada. El subir al monte nos habla de silencio, de encuentro consigo mismos y con Dios. Pero una vez vivida esta experiencia deben bajar, y este bajar permite el encuentro con la realidad circundante, con la gente que sufre, con quienes nos necesitan. ¿en esta cultura del ruido y la saturación de información, somos capaces de sacar un tiempo para nuestro encuentro con Dios?

 

Oremos: Señor, danos el coraje de saber recuperar el valor del silencio y la oración, que nos mueve a estar más sensibles, solidarios y atentos a dar una mano a quien nos necesita. Amén.

 

Recordemos: Este es mi hijo muy amado escúchenlo.

 

Actuemos: Silencio, oración y acción, serán mi alimento en esta jornada.

 

Profundicemos: Que todas tus criaturas te den gracias Señor, que te bendigan tus fieles, que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. Sal 144 (Libro: Caminando en la esperanza).

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