“Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 20)
En el evangelio de este día, Jesús nos muestra la importancia de aprender a corregir fraternamente a quienes están a nuestro lado: “Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano”. La corrección fraterna es una crítica constructiva que nos ayuda a caer en la cuenta de aquellas actitudes que necesitamos cambiar o transformar. En lugar de destruirnos o sacar ventaja de nuestros errores, nos levanta, anima y motiva a ser cada vez mejores. La corrección fraterna también requiere de apertura y humildad para aceptar que nos hemos equivocado y que otros nos ayuden a caer en la cuenta de nuestros errores: “Si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Pidamos al Señor en este día, la gracia de aprender acoger con humildad las críticas constructivas que recibimos de los demás. Así mismo, la capacidad de corregir con amor, respeto y humildad a nuestros hermanos.
Reflexionemos:
¿Corregimos fraternamente a nuestros hermanos?, ¿cómo acogemos las críticas que nos hacen quienes están a nuestro lado?
Oremos:
Ayúdanos, Señor, a recibir con humildad las críticas que recibimos de todos aquellos que nos conocen y están a nuestro lado. A reconocer en sus observaciones, la oportunidad de ser cada vez más mejores. Amén.
Recordemos:
Como seguidores de Jesús, tenemos la responsabilidad de ayudar a crecer y caminar, a nuestros hermanos.
Actuemos:
Pidamos perdón al Señor en este día, por las veces en que no hemos recibido con agrado las críticas o las observaciones que recibimos de los demás.
Profundicemos:
La corrección fraterna empieza desde las relaciones que vivimos en nuestros hogares y con nuestros amigos (Libro: Claves para superar los conflictos familiares).