“Para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo” (Lc 11, 16)
En el evangelio de hoy, el poder de Jesús para expulsar demonios es cuestionado y comparado con las fuerzas del mal. Jesús aprovecha las críticas que le hacen para mostrar que su poder viene de Dios y es signo de la llegada del Reino: “Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a ustedes”. Así mismo, les enseña que para acoger la novedad que el Reino representa, es necesario estar preparados y no apegarse a viejas seguridades: “Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín”. Pidamos al Señor en este día, la gracia de acoger con apertura la novedad que representan sus enseñanzas, purificar nuestro corazón de todo aquello que nos apartan de ellas y asumir con fidelidad su seguimiento.
Reflexionemos:
¿Qué seguridades nos impiden abrirnos a la novedad que Jesús nos comunica en su evangelio?, ¿cómo podemos preparar cada vez mejor nuestro corazón para recibirlo?
Oremos:
Danos, la gracia, Señor, de abrir cada vez más nuestro corazón a la novedad que representa tu Palabra. Ayúdanos, a no dejarnos cegar por los miedos o las exigencias que implica seguirte con fidelidad. Amén.
Recordemos:
Seguir a Jesús implica abrirnos con fe cada día, a la novedad que nos comunica en su Palabra.
Actuemos:
Pidamos perdón al Señor en este día por las veces en que hemos dudado de su presencia, y nos hemos cerrado a la propuesta del Reino.
Profundicemos:
Acoger la propuesta que Jesús nos comunica en su Palabra, implica disposición para escucharlo, conocer sus enseñanzas y llevarlas a la vida de cada día (Libro: Relatos del Evangelio que iluminan la vida).