4 de febrero

“Andaban como ovejas sin pastor”

(Marcos 6, 34)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco.

En el Evangelio, los discípulos regresan donde Jesús, contentos con la misión realizada. Este retorno para estar a solas con el Señor es un aspecto esencial en la vida del creyente y para la calidad de la misión que realiza.  Jesús después de escucharlos les invita retirase a un lugar tranquilo a descansar. Este descanso no es largo. Son muchas las personas que vienen de todas partes en busca de Jesús, en él, encuentran palabras de vida.

Jesús siente compasión de esta gente, sale de su lugar tranquilo y su descanso, para estar con ellos. Sabe reajustar su tiempo y su descanso. Jesús es el Maestro de la contemplación y la acción.

 

Reflexionemos: Jesús invita a sus discípulos que llegan contentos de la misión realizada a apartarse a un lugar tranquilo para descansar un poco, sin que este descanso implique desentendernos de la gente. En mi vida, ¿va de la mano mi relación con Dios y mi disponibilidad para salir al encuentro de la gente que me necesita?

 

Oremos: Señor, ayúdanos para que, en medio de la cultura del ruido y la inmediatez, no caigamos en el activismo frenético olvidando nuestra relación contigo y con los demás.

 

Recordemos: Vengan ustedes solos a un sitio tranquilo, a descansar un poco.

 

Actuemos: Me esforzaré por volver a ti, y estar atento a dar una mano a quien lo necesite.

 

Profundicemos: El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar, me conduce a fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. Sal 22 (Libro: ¡Cuando me enamoré, te puse en primer lugar!).

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