“A todos los que encuentren, convídelos a la boda”
(Mateo 22, 1-14)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
En el Evangelio hay una palabra clave “invitación”. Ser invitados por Dios esa es la lógica de la fe cristiana. Dios es quien toma la iniciativa.
Jesús nos habla de la respuesta que se da a la invitación de Dios. La invitación tiene tres características: la gratuidad, la generosidad, la universalidad. Son muchos los invitados, pero sucede algo sorprendente, ninguno de los escogidos acepta participar en la fiesta, dicen que tienen otras cosas que hacer; es más, algunos muestran indiferencia, extrañeza, incluso fastidio. Algunos invitados maltratan y matan a los siervos que entregan las invitaciones. Pero, no obstante la falta de adhesión de los llamados, el proyecto de Dios no se interrumpe. Ante el rechazo de los primeros invitados Él no se desalienta y manda a sus siervos a las plazas y a los cruces de caminos a reunir a todos los que encuentren.
Por encima de todo, habrá una fiesta final. El deseo de Dios es que la sala del banquete se llene de invitados. Por eso, hay que ir a «los cruces de los caminos», por donde caminan tantas gentes errantes, que viven sin esperanza y sin futuro. La Iglesia ha de seguir anunciando con fe y alegría la invitación de Dios proclamada en el Evangelio de Jesús. (Papa Francisco)
Esta parábola nos pone en una actitud de recepción y de fiesta .Ante la invitación del Señor, a veces nos puede pasar como a los invitados de la boda el estar ocupados en nuestros asuntos y mostrarnos indiferentes a su llamada. Cuando Dios habla, espera nuestra respuesta. Él quiere contar activamente con nosotros. Su amor espera ser acogido en nuestras vidas y compartido con los demás, especialmente con los que están alejados.
Oremos: Señor, gracias por invitarme a las Bodas del Cordero, aunque no sea digno. Dame sabiduría y fortaleza para presentarme ante el Señor con el vestido de la caridad y humildad.
Recordemos: ¿Estoy atento, atenta a la invitación que Dios me hace a ser parte del banquete?
Actuemos: A mí el texto me invita a reflexionar sobre los llamados que Dios me hace. ¿A qué te invita a Ti?
Profundicemos: “Porque muchos son los llamados y poco los escogidos”