“Junto a la cruz de Jesús estaba su madre”
(Jn 19, 25)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
Hoy celebramos la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores y el evangelio nos lleva al pie de la cruz, para contemplar el momento decisivo de la entrega de Jesús al Padre. Momento que nos revela la fidelidad de María al plan de Dios, acompañando a su hijo hasta el final de su existencia, pese al dolor y sufrimiento que para ella como madre representó este trágico desenlace. Momento en el que Jesús se compadece también de su condición, no la deja sola, sino que la invita a reconocer en Juan, y en él a todos sus discípulos, sus hijos: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Así mismo, invita a Juan a tenerla como madre: “Desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa”. Unamos en este día nuestro corazón a la Virgen María y pidámosle que nos acompañe en cada momento de nuestra existencia así como lo hizo con Jesús. Invitémosla a vivir en nuestra casa y permanecer por siempre a nuestro lado.
Reflexionemos: ¿Qué lugar ocupa la Virgen María en nuestra vida?, ¿nos confiamos a ella, en los momentos de dolor y sufrimiento?
Oremos: Gracias, Señor, por darnos a María como madre. Ayúdanos a recibirla en nuestra casa y confiarnos siempre bajo su maternal intercesión. Amén.
Recordemos: María es madre de Jesús y madre nuestra.
Actuemos: Invoquemos este día la presencia de la Virgen María y honrémosla con la oración del rosario, pidiéndole de manera especial por todas las madres que sufren por la pérdida de sus hijos o sus seres queridos.
Profundicemos: Los dolores de la Virgen María, nos enseñan a enfrentar con fe y esperanza nuestros sufrimientos (Libro: Nuestra Señora de los siete dolores).