“Con su predicación llamaron a todos a volver a Dios” (Mc 6, 12)
Llegamos en este día al XV Domingo del Tiempo Ordinario y el evangelio nos invita a renovar el llamado que Jesús nos hace para ser sus discípulos. Llamado que parte en primer lugar de la confianza, que el Padre no nos envía solos y provee lo necesario para el camino: “Empezó a enviarlos de dos en dos y (…) les encargó que no llevaran nada para el camino, fuera de un bastón; que no llevaran pan, provisiones, ni dinero”. Confianza que exige salir de nosotros mismos y desapegarnos de las seguridades o comodidades que tenemos, para aprender acoger la novedad y los imprevistos del camino: “Y si en algún lugar no los reciben ni quieren escucharlos, al salir, sacudan de sus pies hasta el polvo que se les haya pegado”. Pidamos al Señor que al iniciar esta nueva semana, nos conceda la gracia de confiar más en él y comprometernos con su Reino, saliendo al encuentro de las necesidades de nuestros familiares, amigos, vecinos o conocidos que estén pasando por situaciones difíciles y requieran de nuestro apoyo y consuelo. Que a través de nuestra cercanía podamos ser para ellos, signos vivos de la misericordia de Dios.
Reflexionemos:
¿Nos sentimos llamados por Jesús para ser continuadores de sus enseñanzas?, ¿cómo podemos aprender a confiar cada vez más en el amor providente de Dios Padre?
Oremos:
Danos, Señor, la capacidad de acoger tu llamado y salir a tu encuentro en las necesidades de todos aquellos que están a nuestro lado. Ayúdanos, a ser para ellos signos vivos de tu amor y tu misericordia. Amén.
Recordemos:
Jesús nos llama cada día a ser sus seguidores y signos vivos del amor de Dios Padre.
Actuemos:
Pidamos al Señor en este día la gracia de aprender a confiar cada vez más en él y la capacidad de salir al encuentro de quienes más lo necesitan.
Profundicemos:
Seguir a Jesús es una aventura apasionante que cambia la vida y hace de ella un don valioso para los demás (Libro: Seguir a Jesús sin volverte un marciano).