“No tengan miedo” (Mt 10, 31)
Seguir a Jesús es comprometerse con la defensa de la vida, la justicia y cada uno de los valores del Reino. Es arriesgarse a hablar siempre con la verdad así esta traiga consigo señalamientos, rechazos o persecuciones: “Lo que les digo de noche díganlo en pleno día, y lo que escuchen al oído, pregónenlo desde la azotea”. Realidades que sus discípulos experimentaron fuertemente y que Jesús hoy anima a superar a partir de la confianza en el padre celestial y en sus enseñanzas: “No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma”. Pidamos al Señor, en este día que nos conceda como a sus primeros discípulos el valor de hablar siempre con la verdad y denunciar aquello que va en contra de la vida y el bienestar de quienes están a nuestro lado. Así mismo, la gracia de aprender a vivir nuestros dolores y sufrimientos de la mano amorosa y providente del Padre: “Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo”.
Reflexionemos:
¿Cómo vivimos y afrontamos nuestros dolores y sufrimientos?, ¿cómo podemos aprender a confiar mucho más en el amor providente de Dios?
Oremos:
Danos, Señor, el valor de comprometernos por entero en la defensa de la vida y los valores del Reino. Danos el coraje de hablar siempre con la verdad y confiar nuestra existencia al amor providente del Padre. Amén.
Recordemos:
Jesús nos invita a superar nuestros dolores y sufrimientos a partir de la confianza en Dios Padre.
Actuemos:
Confiemos al Señor en la oración de este día, los dolores y sufrimientos que nos ha traído hablar siempre con la verdad.
Profundicemos:
La vida de los santos nos enseña la importancia de confiar a Dios nuestra vida y defender siempre la verdad (Libro: Novena a san Judas Tadeo).