1 de Abril

“Para unir a los hijos de Dios que estaban dispersos”

(Juan 11, 52)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

La gloria de Dios se manifestó cuando Jesús  resucita a Lázaro. Muchas personas fueron testigos de éste signo, que continua impactando a los adversarios de Jesús, quienes lo ven como una amenaza que desestabiliza su sistema político y religioso, ya que cada día aumenta el número de personas que creen y siguen a Jesús. Los sumos sacerdotes y los fariseos reunieron a los miembros del sanedrín y les dijeron: “Este hombre hace muchos milagros; ¿qué estamos haciendo?

Preocupados y llenos de temor, discuten el asunto dando un ultimátum de lo qué deben hacer con Jesús. Y “Desde este día, decidieron darle muerte” (Jn11,53)

Decisión irreversible a la que se llegó después de la intervención de  Caifás, que era sumo sacerdote ese año, les dijo: “Ustedes no entienden nada y no caen en la cuenta de que les conviene que una persona muera por el pueblo y no que desaparezca la nación entera”.

 

Reflexionemos: Muchas veces hemos escuchado el adagio que dice: “Dios escribe derecho en renglones torcidos” y es verídico; mientras los sumos sacerdotes y el consejo de la nación condenan a muerte a Jesús, Él declara su entrega libre y voluntaria como el signo máximo  del amor de Dios por la humanidad. ¿Cuándo emito un juicio sobre algo o alguien, lo hago movido por el amor y la verdad o simplemente por desquitarme de aquel que me causa alguna incomodidad?

 

Oremos: Señor, has que mi vida sea signo de unidad entre mis hermano y no de discordia. Amén

 

Recordemos: Caifás profetizó que Jesús iba a morir por la nación, y no solo por la nación sino también para unir a los hijos de Dios que estaban dispersos”.

 

Actuemos: En estos días santos estaré más atenta para acoger la entrega de Jesús en la cruz que sana y libera.

 

Profundicemos: Sólo mediante la fe en el Crucificado, en Aquel que es desposeído de todo poder terrenal, y por eso enaltecido, aparece también la nueva comunidad, el modo nuevo en que Dios domina en el mundo (Benedicto XV).

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

¿Requiere asesoria? Activar chat

×