1 de septiembre

Escucha La Palabra de Dios para cada día

Primera Lectura

Lectura del libro del Deuteronomio 4, 1-2. 6-8

Moisés habló al pueblo, diciendo: “Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo les enseño para que, cumpliéndolos, vivan y entren a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de sus padres, les va a dar. No añadan nada a lo que yo les mando ni supriman nada; observarán los preceptos del Señor, su Dios, que yo les mando hoy. Obsérvenlos y cúmplanlos, pues esa es la sabiduría y la inteligencia de ustedes a los ojos de los pueblos, los cuales, cuando tengan noticia de todos estos mandatos, dirán: ‘Ciertamente es un pueblo sabio e inteligente esta gran nación’. Porque, ¿dónde hay una nación tan grande que tenga unos dioses tan cercanos como el Señor, nuestro Dios, siempre que lo invocamos? Y, ¿dónde hay otra nación tan grande que tenga unos mandatos y decretos tan justos como toda esta ley que yo les propongo hoy?”.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

 

Salmo responsorial 14, 2-5

R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua / R.
El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino, el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor / R.
El que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. El que así obra nunca fallará / R.

Segunda Lectura

Lectura de la Carta del apóstol Santiago 1, 16b-18. 21b-22. 27

Mis queridos hermanos: Todo buen regalo y todo don perfecto viene de arriba, procede del Padre de las luces, en el cual no hay ni alteración ni sombra de mutación. Por propia iniciativa nos engendró con la palabra de la verdad, para que seamos como una primicia de sus criaturas. Acojan con docilidad esa palabra, que ha sido injertada en ustedes y es capaz de salvar sus vidas. Pongan en práctica la palabra y no se contenten con oírla, engañándose a ustedes mismos. La religiosidad auténtica e intachable a los ojos de Dios Padre es esta: atender a huérfanos y viudas en su aflicción y mantenerse incontaminado del mundo.

L: Palabra de Dios

T: Te alabamos, Señor

Aclamación antes del Evangelio (St 1, 18)

“Por propia iniciativa el Padre nos engendró con la palabra de la verdad, para que seamos como una primicia de sus criaturas”.

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23

“Dejan a un lado el mandamiento de Dios para aferrarse a la tradición de los hombres”

En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas). Y los fariseos y los escribas le preguntaron: “¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?”. É1 les contestó: “Bien profetizó Isaías de ustedes, hipócritas, como está escrito: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos’. Dejan a un lado el mandamiento de Dios para aferrarse a la tradición de los hombres”. Llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: “Escuchen y entiendan todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro”.

S: Palabra del Señor                                     

T: Gloria a ti, Señor Jesús

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