«Vieron dónde vivía y se quedaron con Él»
(Jn 1, 35-42)
Reflexionemos: “Todo comienza por la actitud de búsqueda, búsqueda incansable y apasionante de Dios. Iniciar esta búsqueda supone estar ya en el camino. Y en esa verdad que hace libre es cuando se da el encuentro a solas con Él, el encuentro de tú a tú, de corazón a corazón con Dios” (del libro Climas de oración, Paulinas, Colombia).
Oremos: “Señor, gracias por tu fidelidad y tu amor. Gracias por mostrarme tu cercanía a través de tu Palabra y por cada una de las enseñanzas que en ella me comunicas. Ayúdame a hacer de la justicia y la rectitud valores centrales en mi vida de fe”.
Del libro Un salmo diario para nuestra vida, Paulinas, Colombia.
Actuemos: Hoy escuchemos a nuestros hermanos que, desorientados, buscan una luz, una palabra de ánimo y una esperanza.
Recordemos: Así, todo laico, por el simple hecho de haber recibido sus dones, es a la vez testigo e instrumento vivo de la misión de la iglesia misma “según la medida del don de Cristo” (LG, 33).
Profundicemos: Dejar que Dios sea Dios. “No hay mayor libertad que la de dejarse conducir por el Espíritu, renunciando a calcularlo y controlarlo todo, y dejar que Él nos ilumine, nos guíe, nos oriente, nos empuje hacia donde Él quiere” (EG, 280).
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