«Curó a muchos enfermos de diversos males»
(Mc 1, 29-39)
Reflexionemos: “Yo había pedido a Dios la fuerza para alcanzar el éxito, pero él me hizo débil a fin de que aprenda humildemente a obedecer. Yo había pedido la salud para hacer grandes cosas, pero él me dio la enfermedad para que pueda hacer cosas mejores” (del libro Iré y le curaré, Paulinas, Colombia).
Oremos: “Jesús Maestro, sana mi mente de la irreflexión, la ignorancia, los errores y engendra en todo mi ser la sabiduría a Jesucristo Verdad. Sana mi corazón, de la indiferencia, la desconfianza y engendra en mi los gustos y los sentimientos de Jesús Vida. Sana mi voluntad de la pereza, la inconstancia y engendra en mí a Jesucristo Camino”.
Beato Santiago Alberione.
Actuemos: En este día las actitudes de Jesús nos invitan a ayudar a levantar a las personas desanimadas y enfermas, tomarlas de la mano y guiarlas hacia Jesús Maestro.
Recordemos: “Él, acercándose la levantó, tomándola de la mano con fuerza, y la fiebre la dejó. Entonces ella se puso a servirles. Llegada a la tarde. Cuando se puso el sol, le presentaban a todos los que tenían algún mal”.
Profundicemos: No sea impaciente con las personas humildes que le vienen a buscar. Si ellos tocan a su puerta es porque lo necesitan y porque confían en su bondad. Tal vez estén cansados de tocar otras puertas que no se abrieron o peor, que se abrieron para humillarlos (del libro Comience el día feliz, Paulinas, Colombia).
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