Yo soy el buen Pastor que conozco a mis ovejas y las mías me conocen a mi
(Juan 10, 11-18)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
Ayer celebramos la festividad de Jesús Buen Pastor, y oramos con profunda gratitud por los sacerdotes, que en nombre del Señor y con la fuerza del Espíritu Santo, continúan pastoreando Su rebaño.
Hoy Jesús nos dice: “Yo soy el Buen Pastor que conozco a mis ovejas y las mías me conocen a mí”. En hebreo el verbo conocer expresa el amor de pertenencia e intimidad: Al definirse como nuestro Pastor Jesús nos está diciendo a ti y a mí: yo te amo, tú me perteneces a mí y Yo te pertenezco a ti, eso tu nunca estás solo ni desamparado; tu eres mío! Y el modo de amar de Jesús es darse, perdiéndose a Sí mismo para que nosotros, tú y yo, tengamos Vida divina.
Es hermoso ver cómo Jesús reconoce que su modo de amarnos es el mismo que Él vive con el Padre cuya característica principal es Dar la vida, la vida de Dios. Aceptando a Jesús, nosotros llegamos a Ser hijos amados de Dios como Jesús. Somos divinos como Él. ¿Qué más podríamos desear?
Reflexionemos: ¿Siento a Jesús como mi Pastor? ¿Me dejo guiar por El o decido y actúo como si todo dependerá solo de mí?
Oremos: Señor ¡Tú eres mi Pastor, quiero escuchar tus indicaciones, guíame por el honor tu Nombre! Amén.