30 de Abril

“Yo soy la puerta de las ovejas”

(Juan 10, 1-10)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

Jesús Maestro y Pastor, es la puerta por la cual accedemos a la salvación. De Él recibimos vida y vida en abundancia: “Les aseguro que el que no entra por la puerta al corral de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas”. Es muy diciente ésta figura de la puerta con la cual Jesús se identifica; es la puerta abierta a la gracia Divina. Él, es la puerta que deja en libertad al ser humano para llegar al conocimiento de la misericordia del Padre o tomar distancia de ella. Es la puerta que nos comunica y revela toda la bondad de Dios, es la puerta que renueva la vida, permitiendo el dinamismo y la frescura del Espíritu que nos lleva a permanecer y discernir el proyecto de Dios para cada uno de nosotros. Es la puerta que nos introduce en el reino del amor, de la justicia y la paz.

 

Reflexionemos: Delante de Jesús no podemos permanecer indiferentes, nos dejamos guiar por él para gozar de la libertad que nos ofrece. ¿Dejo que mi vida de creyente sea una puerta abierta, para que otros lo descubran como el Pastor que nos da la salvación?

 

Oremos: Te doy gracias Señor, por tu corazón amoroso que es puerta abierta para llevar a todos al banquete de tu Reino. Amén

 

Recordemos: Yo soy la puerta: si alguien entra por mí, se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará pastos”.   

                                                                                                                                      

Actuemos: Mayor amor a Cristo siendo testimonio de entrega y servicio en la vida cotidiana

 

Profundicemos: «Entrar por la puerta, que es Cristo, quiere decir conocerlo y amarlo cada vez más, para que nuestra voluntad se una a la suya y nuestro actuar llegue a ser uno con su actuar». (Benedicto XVI).

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