“Yo lo conozco y guardo sus palabras”
(Jn 8, 55)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
En el evangelio de este día Jesús continúa hablando a los judíos sobre la estrecha unidad que vive con el Padre. Unidad que le permite reafirmar su condición de hijo y la misión que le ha sido confiada desde antes de la creación del mundo: “Les aseguro que desde antes de Abrahán existo yo”. Unidad que parte de manera especial del conocimiento de su Palabra y de sus obras a favor de la humanidad: “El que me glorifica es mi Padre, el mismo a quien llaman su Dios; solo que ustedes no lo conocen, como yo lo conozco”. Pidamos al Señor en este día, que despierte cada vez más en nosotros el deseo de conocer al Padre y glorificarlo con las obras que realicemos a favor de quienes más nos necesitan, empezando por nuestros familiares y conocidos.
Reflexionemos: ¿Conocemos realmente a Dios?, ¿cómo podemos glorificarlo con nuestra vida?
Oremos: Gracias, Señor, por invitarnos a unir cada vez más nuestra vida al Padre y darnos la oportunidad de conocer su rostro misericordioso a través de cada una de tus enseñanzas. Amén.
Recordemos: Jesús nos revela el verdadero rostro del Padre.
Actuemos: Aprovechemos esta jornada para encontrarnos a solas con Dios Padre y renovar los lazos que nos unen a él.
Profundicemos: Conocer al Padre es descubrir su presencia viva en medio de nosotros (Libro: Padre Nuestro. Itinerario espiritual).