“Pasan por alto el derecho y el amor de Dios” (Lc 11, 42)
En el evangelio de este día, Jesús reclama fuertemente a los fariseos y a los maestros de la Ley por su falta de caridad hacia los demás, su deseo de reconocimiento y su hipocresía. Actitudes que llevan a estos dos grupos religiosos, garantes de las enseñanzas de la Ley, a actuar de manera contraria a la voluntad de Dios: “¡Abruman a la gente con cargas insoportables, mientras ustedes no las tocan ni con un dedo!”. A través de sus duras palabras, Jesús quiere enseñarles que si bien es importante el conocimiento de la Ley de Dios y su enseñanza, esta debe ir precedida por el testimonio y la misericordia hacia los más necesitados. Aprovechemos esta jornada para revisar nuestra vida y preguntarnos cuáles actitudes de los fariseos y los maestros de la Ley tenemos y pedirle al Señor, la gracia de transformarlas.
Reflexionemos:
¿Buscamos ser reconocidos por los demás?, ¿cómo podemos ser más solidarios con quienes están a nuestro lado?
Oremos:
Ayúdanos, Señor, a no buscar reconocimientos humanos por aquello que somos o tenemos. A ser más solidarios, generosos y comprensivos con quienes nos rodean. Amén.
Recordemos:
Jesús nos invita a vivir una fe encarnada que testimonie sus enseñanzas.
Actuemos:
Pidamos perdón al Señor, en este día por las veces en que buscamos reconocimientos o somos indiferentes a las necesidades de quienes viven junto a nosotros.
Profundicemos:
El primer lugar en el que estamos llamados a testimoniar las enseñanzas de Jesús, son nuestros hogares (Libro: Caminos para una crianza con sentido, educando desde la coherencia).