“¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado?” (Mc 6, 2)
Durante su ministerio público, Jesús sufrió muchas incomprensiones por la manera como anunciaba y daba a conocer el Reino de Dios entre los suyos. Muchos de sus coterráneos se sorprendían por la sabiduría con la que enseñaba, pues dentro de su contexto social, un hijo de un carpintero de Galilea no tenía muchas oportunidades de acceder a una buena formación durante su infancia. El origen de la sabiduría de Jesús era desconocido para muchos, pero para quienes escuchaban de cerca sus enseñanzas y creían en él, sabían que dicha sabiduría venía de Dios. La falta de confianza de los nazarenos en Jesús, hace que deje de obrar muchos milagros entre ellos y que marche a otros pueblos aledaños para enseñar la Buena Nueva. Como Jesús, muchas veces nosotros también hemos sido rechazados o incomprendidos por nuestros conocimientos o por nuestra manera de ser, o incluso por seguir las enseñanzas del Evangelio. Pidamos al Señor, en este día, que nos ayude a hacer de dichas incomprensiones un medio para fortalecer mucho más nuestra entrega cotidiana y nuestra confianza en él.
Reflexionemos:
¿Qué rechazos o incomprensiones recibimos de los demás?, ¿cómo los afrontamos?
Oremos:
Ayúdanos, Señor, a no desfallecer ante los rechazos o incomprensiones que recibimos de quienes están a nuestro lado. Danos tu sabiduría para hacer de dichas observaciones una valiosa oportunidad para madurar y sacar lo mejor de nosotros mismos. Amén.
Recordemos:
Las incomprensiones nos ayudan a ser personas más tolerantes con los otros.
Actuemos:
Pidamos perdón al Señor en este día por los momentos en que hemos juzgado o rechazado a los demás por actuar o pensar de manera diferente a nosotros.
Profundicemos:
Superar los rechazos y las incomprensiones, exige de nosotros la capacidad de acoger con madurez las críticas y las observaciones que los demás nos hacen. Así mismo, la capacidad de evaluarlas y reconocer en ellas, una valiosa posibilidad para crecer y mejorar (Libro: Sánate interiormente. Dios te creó para ser feliz).