“Quiero: queda limpio” (Mc 1, 41)
En el evangelio de este día, un leproso se acerca a Jesús para pedirle que lo sane. Hecho que para la cultura judía a la que pertenecía Jesús era algo impensable, ya que los leprosos eran considerados personas impuras y no podían acercarse a los demás porque los contaminaban. Pese a ello, el leproso supera dichos obstáculos sociales para expresarle a Jesús su fe en él: “Si quieres, puedes limpiarme”. Jesús, al ver la fe del leproso, también rompe las prescripciones de su cultura y lo toca, sin importarle que por dicho gesto quedara impuro ante los demás. La fe del leproso y el deseo de Jesús de sanarlo nos ayuda a percibir la manera como Dios sale al encuentro de nuestras necesidades cuando nos acercamos a él con la certeza que puede darnos aquello que necesitamos. Así mismo, a percibir la importancia de ser audaces y decididos a la hora de ayudar a los demás como Jesús.
Reflexionemos:
¿Qué enseñanza nos deja la fe del leproso y la osadía de Jesús para sanarlo?, ¿cómo podemos crecer en nuestra capacidad de riesgo para ayudar a los demás?
Oremos:
Danos, Señor, la capacidad de salir de nuestros temores o prevenciones a la hora de ayudar a los demás. Que como tú, antepongamos siempre la vida y el bienestar de las personas a cualquier otro interés. Amén.
Recordemos:
Jesús nos invita a ayudar a los demás sin temores ni prevenciones.
Actuemos:
Ayudemos en este día a alguna persona que necesite de nuestro apoyo o consuelo.
Profundicemos:
Ayudar a los demás no siempre resulta sencillo porque exige desacomodarnos y salir de nuestros propios intereses para ponernos en los zapatos del otro. La vida de la madre Teresa de Calcuta nos enseña a vivir este camino (Libro: Madre Teresa de Calcuta. La mística de los más olvidados).