9 de Junio

“Satanás está perdido”

(Mc 3, 20-35)

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

Jesús deja clara su misión que está abocada a los indefensos de la historia. Viendo todo el bien que realiza, difícilmente se podría decir que actúa por obra del príncipe del mal. Esa blasfemia –dice Jesús– no tendrá perdón. Quien expulsa demonios solo lo puede hacer en nombre de Dios o de otro demonio más poderoso. Jesús cura en sábado, se acerca a los leprosos, come con pecadores, es decir, ejecuta distintos actos contrarios a la ley. Por eso, los escribas se niegan a ver en Él la acción de Dios y prefieren creer que es obra del mal. Nada más lejos de la realidad, lo que hace Jesús es dar respuestas concretas y misericordiosas a las necesidades de las personas.

Tomado de: La Palabra, Pan de vida. Comentario al Evangelio diario 2024, Paulinas – Comentarios: Raúl Enrique Castro Chambi, S.J. y Carlos Cardó, S.J.

 

Preguntemos: ¿Cómo reaccionamos? ¿Somos una comunidad que quiere evadirse ante las incomodidades que provocan las personas que buscan a Jesús o somos de los que asumen formar parte del estilo de Jesús? ¿Compartimos la alegría de las personas que tienen encuentros con el Padre, nos dejamos llevar por las críticas de los demás o logramos acoger lo que se nos presenta en la vida y vivir desde la familia que Jesús crea?

 

Oremos: Señor, arranca del corazón todo pensamiento que se vuelve un obstáculo para estar a tu lado. Permítenos experimentar tus enseñanzas, tus milagros y la sed del Padre; confórtanos por el Espíritu Santo para crecer en el Amor. Amén.

 

Actuemos: ¿Me siento en la capacidad de vivir la experiencia de la enseñanza de Jesús? ¿Dónde me encuentro: en medio de los que acusan a Jesús de tener a Belzebú en su interior o de los que están a lado de él siendo parte de la nueva familia?

 

Recordemos: Jesús nos hace una invitación a identificarse con él, con su familia, con la Iglesia, con la comunidad. Ha llegado la hora de emprender la acción, de ser parte de su nueva familia. Reflexiona cómo se encuentra tu vida, cómo transcurre de acuerdo a lo que el Padre te habla, pero a la vez también cultiva el amor con tus hermanos.

 

Profundicemos: “Ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera –dice el Señor–. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí”.

 

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