9 de diciembre

“Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas”  

(Mt 9, 35-10, 1.6-8)

La lectura del Evangelio de San Mateo finaliza con el mandato de Jesús a los doce: “Vayan a las ovejas descarriadas de Israel. Vayan y proclamen que ha llegado el reino de los cielos” y precisamente esa llegada del reino es la que aguardamos en la Encarnación del Hijo de Dios, “el cual, siendo de condición divina, no reivindicó su derecho (…) sino que se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo” (Fil 2, 6-7). La dinámica de la Buena Nueva que el Maestro ha venido a proclamar: “Enseñar en las sinagogas, proclamar el Evangelio del reino, curar toda enfermedad y dolencia” son para la muchedumbre la manifestación, los signos y las señales del cumplimiento de las promesas mesiánicas. El paso de Jesús en medio del pueblo, recorriendo ciudades y aldeas lo llevaba a vivir su misión con entrañas de compasión ante la condición enferma y doliente de la humanidad. Estas mismas actitudes de compasión son las que Jesús invita a vivir a los discípulos después del mandato: “Vayan” a “curar enfermos, resucitar muertos, limpiar leprosos, arrojar demonios” porque la presencia de Jesús en la vida de las personas transforma las condiciones de vulnerabilidad. Por tanto, la Encarnación del Hijo de Dios, propia de este tiempo de espera, es para nosotros camino a través del cual es posible descubrir la forma como él vivió la compasión, la misericordia y habiéndola vivido es posible seguir la misma senda, recorrer el mismo camino de la misión.

 

Reflexionemos: Las realidades del mundo de hoy me mueven a compasión como Jesús, quien “al ver las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas”, especialmente de quien vive el drama de la migración, de las necesidades extremas de pobreza, de las periferias existenciales de la humanidad.

 

Oremos: Padre bueno y Dios de la vida, concédeme la gracia de cultivar gestos y actitudes con entrañas de misericordia, que me lleven al encuentro de las personas y que el misterio de esta comunión les devuelva la esperanza, las haga sentir valoradas y tenidas en cuenta, nunca olvidadas.

 

Actuemos: En este tiempo privilegiado de gestos de solidaridad busco la cercanía y la forma de ayudar a personas concretas en condición de vulnerabilidad, viviendo junto a ellas hoy la esperanza, la cercanía, la fraternidad.

 

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