«Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida».
(Lucas 2, 16-2)
Hermanos/as, Feliz año 2022. Iniciamos el nuevo año celebrando el acontecimiento más grande de la historia: la Encarnación de Dios, que puso su morada entre nosotros: Dios está con nosotros, es uno de nosotros, gracias a María la. virgen de Nazaret, a quien Dios Padre cubrió con su sombra y fecundó con su Espíritu para que fuera Madre de Jesús Su Hijo.
Por su profunda fe y su SI total, María fue la portadora de todas las bendiciones de Dios para la humanidad; donde está Ella llega Jesús y con El toda bendición. Acojamos a María como Isabel, que al recibirla en su casa, recibió el Espíritu de Dios que le hizo reconocer en ella la presencia de Mesías y exulto de gozo: “¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!». Si acogemos a María que nos trae a Jesús seremos bendición unos para los otros.
Reflexionemos:
Hoy la liturgia nos invita bendecirnos recíprocamente con estas palabras: Que el Señor te bendiga y te proteja, te muestre su rostro radiante y te trate con bondad, vuelva a ti sus ojos y te conceda la paz. Que este deseo de Dios se cumpla en toda familia: los padres, hijos, hermanos y amigos bendigámonos recíprocamente para ser portadores gozosos de la bendición de Dios, como María.
Oremos:
Gracias Padre porque elegir a María como madre de tu Hijo y enriquecerla con los dones que requería su vocación de Madre de Dios. Haz que inspiremos en ella nuestra vida. Amén.
Recordemos:
Que el Señor te bendiga y te proteja, te muestre su rostro radiante y te trate con bondad, vuelva a ti sus ojos y te conceda la paz.
Actuemos:
En cada familia nos tomaremos un momento para bendecirnos los unos a los otros.
Profundicemos:
“Toda la gracia que Dios había derramado sobre la humanidad, la concentró en María símbolo de la humanidad santificada”. Miguel de Unamuno