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3 de septiembre

 

“A vino nuevo, odres nuevos” (Lc 5, 37)

 

Hoy los escribas y los fariseos se acercan a Jesús para preguntarle porque sus discípulos no ayunan como los discípulos del Juan el Bautista. Jesús aprovecha dicho interrogante para mostrarles la novedad que su presencia representa entre los suyos: “¿Quieren que ayunen los amigos del novio mientras el novio está con ellos?”. Jesús se presenta a sí mismo como un novio mesiánico que inaugura un tiempo nuevo entre Dios y los seres humanos. Con su presencia, inicia un tiempo alegre y festivo, en el que no cabe la tristeza ni el ayuno. Pero después de llevar a cabo su misión y entregar su vida por la humanidad, los discípulos si podrán ayunar de nuevo: “Llegará el día en que se lo lleven, y entonces ayunarán”. Este tiempo festivo que Jesús inaugura necesita de una actitud renovada para ser acogido, la cual representa a través de la imagen de los odres viejos y nuevos: “A vino nuevo, odres nuevos”. Solo así las antiguas costumbres como el ayuno, podrán renovarse y adquirir a partir de Jesús, un nuevo significado. Aprovechemos esta jornada para preguntarnos cuál es aquella actitud que necesitamos cultivar, para que la vida nueva que Jesús nos ofrece cada día en su Palabra y en la Eucaristía, habite realmente en nosotros.

 

Reflexionemos:

¿Qué novedad sentimos que Jesús quiere dar a nuestra existencia?, ¿qué actitudes necesitamos transformar para que Jesús realmente viva en nosotros?

 

Oremos:

Ayúdanos, Señor, a reconocer la importancia de renovar nuestro corazón para acoger tus enseñanzas. Danos la gracia de ser odres nuevos que sepan acoger la vida nueva que nos comunicas en la Eucaristía y en tu Palabra. Amén.

 

Recordemos:

Acoger a Jesús en nuestra existencia, es abrirnos a la vida nueva que él nos da.

 

Actuemos:

Pensemos en este día qué actitudes nos impiden abrirnos a las enseñanzas de Jesús y acoger las nuevas actitudes que nos comunica en su Palabra.

 

Profundicemos:

Ser odre nuevo, es abrir nuestro corazón a Dios y dar espacio para que él lo transforme poco a poco, con su amor (Libro: Reflexiones en el camino).

 

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