“Agarrando al hijo amado, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña”
(Mc 12, 1-12)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
En esta parábola vemos el inmenso amor de Dios por su viña (Israel). Tanto la ama, que hasta le entrega a su Hijo amado, el cual, por su obediencia filial, se convierte en la base de un nuevo pueblo que nace del “resto” de Israel. Dios se deshace de los malos viñadores que no fueron capaces de escuchar ni discernir su plan de salvación. El reino de Dios requiere administradores responsables con capacidad de leer los signos de los tiempos, es decir, capaces de descubrir las huellas y el rostro del Mesías en lo cotidiano de la vida. De esa manera, generarán espacios de comunión y alegría. En nuestra vida de cristianos aceptemos con confianza y humildad la misión personal que el Señor nos pide. Misión de predicar y vivir la caridad, defender la vida, promover la oración entre nuestros familiares y amigos.
Tomado de: La Palabra, Pan de vida. Comentario al Evangelio diario 2024, Paulinas – Comentarios: Raúl Enrique Castro Chambi, S.J. y Carlos Cardó, S.J.
Preguntemos: ¿Si amas a Dios por qué no puedes amar a tu enemigo? ¿Puedes obedecer a Dios sin amarle? ¿Cuál es el mandamiento más importante que nos dejó Jesús?
Oremos: Señor, te pedimos que nos ayudes a ser buenos administradores y que seamos capaces de ser generosos con nuestros hermanos más necesitados. Amén.
Actuemos: La Palabra que hemos escuchado el día de hoy debe ayudarnos a producir en nuestra vida muchos frutos, empezando en la familia, la Iglesia y la sociedad.
Recordemos:
Dios nos ha otorgado algunos privilegios, él nos ha dado dones. En su momento se lo dio al pueblo de Israel, pero dice la Biblia que ahora la ha dado a los gentiles.
Dios probablemente te ha dado privilegios para servirle con tu voz, con tus manos, con tu tiempo, con tus fuerzas, con tus redes sociales… y te va a exigir cuentas de lo que haces para él.
Profundicemos: En la vida cristiana tenemos que dar buenos frutos, siendo fieles al cuidado delicado de la viña del Señor, dar abundantes frutos, eso espera el Señor de nosotros.
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