“La semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo” (Mc 4, 27)
En este día Jesús nos presenta de nuevo dos de sus parábolas para invitarnos a reconocer la manera como el Reino de Dios actúa en nuestra vida. Este es como un hombre que siembra la semilla, continúa con su vida y sin saberlo, mientras todo trascurre, la semilla germina y crece misteriosamente. De la misma manera, el Reino es como la más pequeña de las semillas, que pese a su tamaño se convierte en la más grande todas las hortalizas llegando a cobijar a otros en sus ramas. Ambos ejemplos nos ayudan a reconocer que el Reino de Dios no depende de nuestros esfuerzos o capacidades por alcanzarlo, sino de la acción de Dios que fecunda nuestra vida y hace que todo germine a su tiempo. La acción de Dios es un misterio que nos envuelve y nos lleva a reconocer como actúa en lo pequeño y hace de todo aquello que somos y tenemos un don para los demás. Pidamos al Señor, en este día, la capacidad de aprender a reconocer su acción en nuestra vida y la apertura para dejar que él continúe fructificando nuestras capacidades en beneficio de los demás.
Reflexionemos:
¿Reconocemos la acción de Dios en nuestra vida?, ¿cómo podemos fructificar mucho más las capacidades que tenemos en este Tiempo Ordinario?
Oremos:
Danos, Señor, la capacidad de reconocer todo aquello que obras a diario en nuestra vida y en nuestro camino de fe. Que como el granito de mostaza seamos personas abiertas y solidarias para acoger las necesidades de los demás. Amén.
Recordemos:
Dios actúa en lo pequeño y ordinario de nuestra existencia.
Actuemos:
Acojamos en este día las necesidades de alguno de nuestros parientes o conocidos que pasen alguna dificultad.
Profundicemos:
La parábola del granito de mostaza nos enseña grandes valores que podemos compartir y profundizar en familia de manera divertida como la fe, la autoestima y el compromiso (Libro: El grano de mostaza).