28 de Abril

San Pedro Chanel, presbítero y mártir. 

 “El Padre ama al Hijo y le ha dado poder sobre todas las cosas”

(Juan 3, 31-36)

 

Permitamos que la Palabra del Señor toque nuestra vida

En diálogo con Nicodemo, Jesús sigue revelándonos su identidad divina: por ser el Hijo enviado del Padre, Jesús es el Señor de la historia y nos hace entrar en el mundo de Dios, del cual tiene experiencia directa; por eso nos habla de lo que en Él ha visto y oído porque  desde siempre ha estado en comunión eterna con el Padre; y vino a este mundo para “contarnos” lo que viven en esa amorosa intimidad, que el Espíritu Santo crea entre el Padre y Él su Hijo predilecto. 

 Si  tú y yo aceptamos el testimonio de Jesús, entramos en el mundo de Dios,  conocemos al Padre y al Espíritu Santo  que nos hace participes de la filiación divina de Jesús y os impulsa a vivir   a vivir y actuar como hijos de Dios; este es el secreto para que seamos realmente felices, porque no aceptar a Jesús es exponernos a perder la felicidad  y la vida. 

 

Reflexionemos:

Preguntémonos: ¿Cómo es mi relación personal con Jesús?  ¿Estoy  convencido que aceptar a Jesús es entrar en relación directa con Dios y participar en su vida divina?  Si no lo hiciera yo  mismo me autoexcluiría de la vida verdadera.  ¡Sin ti Señor la vida muere!.

  

Oremos:

Gracias Padre por el don inefable de tu Hijo, gracias por tu Espíritu que  nos hace participar en tu vida divina; haz que estemos siempre abiertos a dejarnos guiar  por tu Espíritu. Amén.  

 

Recordemos:

El Padre ama al Hijo y le ha dado poder sobre todas las cosas. El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que desobedezca al Hijo no gozará de ella, sino que tendrá que sufrir el castigo divino”.

 

Actuemos:

Cada dio alimento mi relación personal  con Jesús a través de la  oración y el l apertura a los hermanos que me son un reflejo de su presencia. 

 

Profundicemos:

La fe, para mí, nació del encuentro con Jesús. Un encuentro personal que tocó mi corazón y dio una nueva dirección y un nuevo sentido a mi existencia… Testimonio de Papa Francisco. 

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