“les daba miedo preguntarle sobre el asunto” (Lc 9, 45)
Las palabras y la misión de Jesús no solo sorprendían a quienes lo escuchaban sino también a sus discípulos más cercanos. Ellos pese a ser más próximos a su maestro, muchas veces no lograban comprender el sentido de sus enseñanzas y el trágico fin que le esperaba: “Métanse bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres”. Palabras que los inquietaba, los llenaba de temor y nos les permitía entender aquello que Jesús quería comunicarles ni arriesgarse a preguntarle sobre su significado. Esta falta de comprensión deja entrever que sus pensamientos estaban muy lejos de los de Jesús, porque en su corazón prevalecían otros intereses diferentes a los suyos. En lugar de buscar el servicio y la entrega de Jesús, deseaban el poder y el reconocimiento. Aprovechemos esta jornada para revisar las intenciones que mueven nuestro corazón y percibir si ellas, están en sintonía o no, con las de Jesús.
Reflexionemos:
¿Qué intereses mueven nuestro corazón?, ¿cómo podemos llevar más las enseñanzas de Jesús a nuestra vida?
Oremos:
Siembra en nuestro corazón, Señor, el deseo de amar y servir como tú a quienes están a nuestro lado; la necesidad de entregarnos y compartir todo aquello que a diario recibimos de ti. Amén.
Recordemos:
Seguir a Jesús implica regirnos por sus propios intereses.
Actuemos:
Revisemos en esta jornada nuestro corazón y miremos si los deseos que los mueven sintonizan o no, con las enseñanzas del Evangelio.
Profundicemos:
Sintonizar con las enseñanzas de Jesús, necesita de espacios de encuentro y oración a solas con él (Libro: La oración. El respiro de la vida nueva).