25 de enero

“Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio”

(Mc 16, 15)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

Hoy celebramos la fiesta de la conversión de san Pablo. Momento trascendental en la vida del apóstol que cambió su vida para siempre e hizo de ella una vocación de servicio para todos los pueblos. Por eso, el evangelio en este día nos presenta el mandato misionero de Cristo Resucitado a sus discípulos antes de su ascensión al cielo: Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a toda la creación”. Mandato que lleva a los discípulos a ser continuadores y testigos de sus enseñanzas, y a sembrar en el mundo entero la semilla del Reino. Pidamos al Señor, en este día la gracia de reconocer como san Pablo su presencia viva entre nosotros y a comprometernos a llevar a la vida de cada día sus enseñanzas, empezando por nuestros hogares, comunidades y ambientes de trabajo.

 

Reflexionemos: ¿Cómo podemos llevar más a nuestra vida cotidiana las enseñanzas del evangelio?, ¿qué actitudes necesitamos transformar para dar como san Pablo mayor espacio a Jesús en nuestra vida?

 

Oremos: Como san Pablo, Señor, queremos en este día acoger tu llamado y cambiar el rumbo de nuestra vida. Guía nuestros pasos hacia los lugares, las personas o las realidades que quieres que encontremos. Amén. 

 

Recordemos: Nunca es tarde para recomenzar como san Pablo nuestro camino y empezar de nuevo.

 

Actuemos: Pongamos en manos del Señor en este día las realidades personales o familiares que queremos transformar para seguirlo con mayor libertad.

 

Profundicemos: San Pablo fue una persona extraordinaria que no tuvo miedo de abrir su vida por completo a Dios (Libro: San pablo. El decimotercer apóstol).

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