“Vayan pues y hagan discípulos a todos los pueblos”
(Mt 28, 16 – 20)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
El evangelio nos cuenta hoy la última aparición de Jesús a sus discípulos. Contemplemos esta preciosa escena descrita por Mateo: Los discípulos obedientes a la palabra del Señor, fueron a Galilea y se congregaron en el monte indicado por Él, quizás sin imaginar que era la última vez que lo verían. Y aunque todavía había dudas en sus corazones, se postraron ante Él y lo adoraron.
Es conmovedor ver cómo Jesús confía en sus discípulos a pesar de la fragilidad de su fe y les desvela todo su misterio: “Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra”; y luego, los envía a continuar en el mundo su misión: “Vayan pues y hagan discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Yo estaré siempre con ustedes!.
Reflexionemos: ¡Qué alegría hermanos! Somos los continuadores de la vida y misión de Jesús en el mundo. Preguntémonos: ¿Vivo con alegría mi fe? ¿Cómo contribuyo a la misión que Jesús ha confiado a sus discípulos? ¡Gracias Jesús porque aunque no te vemos, estas siempre con nosotros hasta el final de los tiempos, tu amor no tiene límites!
Oremos: Envíanos, Señor, tu Santo Espíritu para que podamos ser testigos de tu amor y tu bondad. Ayúdanos a dejarnos guiar por Él para que tu modo de vivir y de amar resplandezca en nuestras actitudes y acciones. Amén.