Me da lástima, si los despido en ayunas se pueden desmayar…;
algunos han venido de lejos…:(Marcos 8, 1-10)
Permitamos que la Palabra del Señor toque nuestra vida.
San Marcos, nos deja ver hoy la hondura de la compasión y la ternura que Jesús alberga en su corazón al ver las necesidades de las personas que lo siguen escuchando su Palabra: me da lástima, si los despido en ayunas se pueden desmayar; algunos han venido de lejos: A Jesús no se le escapa ni un detalle, conoce las fatigas de cada uno, las necesidades y los anhelos que llevamos en el corazón, y a todos nos trata con amor único.
Es hermoso ver cómo este Maestro incomparable queriendo despertar en los discípulos sus mismos sentimientos de compasión, los provoca a compartir lo que tienen, no importa si es poco. Lo que Jesús anhela es que como El cada uno de nosotros sienta la necesidad del otro como `suya` y done lo que es y lo que tiene para aliviar su peso y sostenerlo.
Reflexionemos:
Me pregunto: ¿Qué siento al ver las necesidades de quienes viven, o pasan a mi lado? ¿Qué hago para aliviar su sufrimiento? ¡Señor ensancha mi corazón; dame tus mismos sentimientos!
Oremos:
Señor danos tu sensibilidad, tu ternura y tu compasión ante el dolor del otro; ayúdanos a ser generosos y creativos con quien sufre, como nos gustaría que hicieran con nosotros. Amén.
Recordemos:
Él les preguntó: “¿Cuántos panes tienen?”. Ellos contestaron: “Siete”. Mandó que la gente se sentara en el suelo, tomó los siete panes, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran.
Actuemos:
Estaré atento a descubrir las necesidades de quienes están a mi lado para salir a su encuentro con amor.
Profundicemos:
Para Jesús, el amor concreto pasa por la solidaridad con los que tenemos cerca, los que sufren algún quebranto o se sienten excluidos de la sociedad; la prueba de nuestro amor a Dios y nuestra adhesión a su voluntad es compadecernos por su situación y hacer todo lo que nos sea posible para aliviar su sufrimiento.