“Vayan a avisar a mis hermanos que vayan a Galilea. Allá me verán”
( Mateo 28, 10)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
Junto al lago de Galilea, Jesús inició su misión de predicación y hoy, confirmando la misión que los ángeles han dado a las mujeres de ser testigos de la resurrección, Jesús las encuentra en el camino y les dice: “No tengan miedo. Vayan a avisar a mis hermanos que vayan a Galilea. Allá me verán”. Hacer posible el encuentro con el Señor Resucitado es la misión de cada cristiano, es la tarea de la Iglesia como nos lo recuerda el papa Francisco – ponernos en salida – no tener miedo de anunciar que “Cristo Vive” y espera de cada uno de nosotros una respuesta generosa en el Anuncio de la Buena Nueva. Hay tantas realidades, tantas situaciones que necesitan ser liberadas de las ataduras de injusticia, exclusión y muerte. Realidades a las que no podemos ni debemos darles la espalda; sino que con la fuerza de un trabajo en común, del amor, la solidaridad, el perdón y el respeto por la vida se pueden transformar para que renazca la esperanza.
Reflexionemos: ¿Qué implicaciones tiene para mi vida de creyente el celebrar ésta pascua?
Oremos: Gracias Señor, por darme la certeza de que ti está mi fuerza. Amén.
Recordemos: “Las mujeres salieron a toda prisa del sepulcro, llenas de temor y de gran alegría, y se fueron corriendo a anunciar a los discípulos de Jesús lo que habían visto”
Actuemos: Ser coherente con lo que creo y comunico.
Profundicemos: Acerquémonos a Jesús Resucitado como aquellas mujeres y, postrados de rodillas, adorémosle, pidámosle que nos libere con su gracia de todo aquello que nos impida ser testimonios de alegría y de amor para nuestros hermanos. (Papa Francisco)