29 de noviembre 2024

“Cuando vean que suceden estas cosas, sepan que está cerca el Reino de Dios”

(Lc 21, 29-33)

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Esto significa que confiar en Jesús es más sabio que confiar en cualquier cosa en este mundo.

San Jerónimo refiriéndose a la Biblia decía que: “Desconocer las Escrituras, es desconocer a Cristo.” La palabra de Jesús es Palabra de Dios y esta palabra no falla, no defrauda; antes bien da vida, fuerza y esperanza.

Saber que el cielo y la tierra pasarán nos da una perspectiva de la vida. Este mundo no es nuestro hogar definitivo. Estamos solo de paso, pero este paso por este mundo debe estar marcado por el amor, la responsabilidad, la alegría y la generosidad de dar lo mejor de nosotros mismos, y a ejemplo de Jesús, pasar haciendo el bien.

Respecto a este texto narrado por Mateo y por Marcos, lo que en ellos era el anuncio del fin del mundo, para Lucas, es hablar de la proximidad del Reino. Y se relaciona con la predicación de Jesús, que exhorta a estar atentos, a estar despiertos y a orar en todo tiempo, para que puedan presentarse ante el Señor sin miedo.

 

Preguntémonos: Si tengo la Biblia en casa, ¿saco unos minutos en el día, para en actitud orante, ir leyendo los evangelios que me permiten conocer más a Jesús?

 

Oremos: Señor Jesús, dame la gracia de acercarme cada día más a tu Palabra. De reservar espacios de mi jornada para orar con ella, meditarla y llevarla a mi vida a través de acciones concretas. Amén.

 

Reflexionemos: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Pidamos a Dios la gracia para saber conocer su Palabra. San Jerónimo decía: Desconocer la Escritura es decir la Biblia, es desconocer a Dios.

 

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