“Amarás al Señor, tu Dios”
(Mc 12, 28b-34)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
Hoy, celebramos la fiesta de “San Martín de Porres”, conocido como el «Santo de la Escoba»; que se caracterizó, por su humildad, sencillez y cercanía con las personas.
¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Quien pregunta, es un maestro de la Ley, un entendido, un buscador de la verdad, pero que se encuentra un poco confundido pues en aquel tiempo, en las escuelas rabínicas consideraban 248 mandamientos y 365 prohibiciones, que da un total de 613. Un número exagerado de disposiciones que no ayudaba a ver con claridad aquello que realmente era importante.
Por tanto, su pregunta tiene sentido, de todos estos, ¿cuál es el primer mandamiento? Y Jesús empieza diciendo: “Shemá”, es decir, escucha Israel, ya no se dirige solo al maestro de la Ley sino a todos. “El Señor nuestro Dios es el único Señor; ámalo con todo el corazón con toda el alma, con todas tus fuerzas”.
El segundo es: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos”. Que importante es el autoconocimiento, el aceptar cada uno nuestra vida, con sus luces y sus sombras, el reconocer los dones que Dios nos ha regalado, para con humildad amarnos a nosotros mismos, y así poder también amar a los demás. Porque desde la fe todos somos hermanos por tener un padre común: Dios.
Preguntémonos: ¿Amamos realmente a Dios y al prójimo como a nosotros mismos?
Oremos: Señor, afina los oídos de mi mente y de mi corazón para aprender a escuchar tu voz, y amar a quienes me rodean como tú me amas. A no tener miedo de darme por entero en cada cosa que hago. Amén.
Reflexionemos: No hay otro mandamiento más grande que estos». El amor a Dios y al prójimo como a nosotros mismos. Por tanto, cuando lo vivimos somos capaces de no hacer daño al prójimo, de desearle lo que a nosotros nos deseamos, es decir lo mejor, y todo lo que genera vida y esperanza.
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