“Estaban al acecho para ver si curaba en sábado”
(Lc 6,6-11)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
Y acojamos la pregunta lanzada por Jesús, que es muy válida también para nosotros hoy: ¿Qué está permitido en sábado? ¿Hacer el bien o el mal, salvar una vida o destruirla? Es decir, el Señor Jesús, nos está invitando a poner en el centro de nuestra vida su forma de actuar, siempre a favor de nosotros mismos y los demás. Para lograr hacer la voluntad de Dios, debemos alimentarnos del pan de la sinceridad y de la verdad ya que, solo así, podremos estar dispuestos a hacer lo correcto ante los ojos de Dios, pues Él nos sondea y nos conoce desde el fondo de nuestro corazón.
Preguntémonos: ¿Qué es aquello que me impide levantarme, sacudirme y acoger el amor que Dios me brinda? ¿En quién tengo puesta mi confianza?
Oremos: Señor, hoy te pido que me libres de tener una doble moral y no ser fiel a tus enseñanzas. Ayúdame para que en el centro de mis afectos y decisiones siempre estés tú, y pueda hacer mucho bien a mis hermanos. Que mi esperanza y mi compromiso esté fundamentado en el amor que siento por ti. Amén.
Actuemos: con fe, esperanza y amor, sintiendo que cuando expresamos nuestros sentimientos de manera sincera y coherente, estamos cimentando la vida sobre roca firme, porque es Dios mismo, quien va amando en nosotros.
Recordemos: que en nuestra conciencia está la respuesta a muchas de las preguntas que hoy surgen, dependiendo de las situaciones que debe enfrentar el individuo. Es por esto que debemos orar y pedirle al Espíritu Santo que venga en nuestro auxilio, nos ilumine y nos guíe para optar entre tantos bienes, por el mejor, y así seamos realmente libres en Cristo Jesús, nuestro redentor.
Profundicemos: y démonos cuenta de la libertad que vivió Jesús, quien no estuvo pendiente si era o no sábado, para hacer el bien a quien lo necesitara. Oremos en todo tiempo y así tendremos mayor claridad y libertad a la hora de obrar.
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