“Espíritu inmundo, sal de este hombre”
(Mc 5, 1-20)
Reflexionemos: La actitud de Jesús es muy particular en este caso, ya que envía a este hombre, que, habiendo experimentado la gracia de liberación en su vida, le dice que vaya a su casa, con los suyos, es decir, con los que están más cerca, a darles testimonio de lo que Jesús hizo por Él. Es un llamado a evangelizar primero en casa.
Oremos: Jesús Maestro, tú que eres la vida, te invito a mi casa, a mi hogar, a mi familia, bendícenos. Tú sabes lo que hay en el corazón de cada uno, sabes de sus problemas y sus esperanzas. Danos tolerancia y paz. Amén.
Actuemos: Sacamos un tiempo para orar en familia, leer y compartir la Palabra del día.
Recordemos: “El deber de los cristianos de tomar parte en la vida de la Iglesia, los impulsa a actuar como testigos del Evangelio y de las obligaciones que de él se derivan. Este testimonio es transmisión de la fe en palabras y obras” (CIC, 2472).
Profundicemos: En mi camino de fe, ¿doy testimonio, a quienes me rodean, de lo que el Señor ha hecho en mi vida?
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