«Tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel»
(Jn 1, 43-51)
Reflexionemos: “El encuentro con Cristo es único, singular, altamente personal, ahí no caben otras condiciones ni otras premisas. El asunto es que el Señor golpea a tu puerta y quiere entrar, y la única persona que puede abrir esa puerta eres tú. Se trata de la puerta del corazón” (del libro Llevar a Jesús en mi automóvil, Paulinas, Colombia).
Oremos: Gracias, Jesús Maestro, porque te encontré, llevaba buscándote mucho tiempo, ahora soy feliz, me siento en paz y con esperanza; permite que muchas personas también te conozcan. Tú que eres la Verdad, haz que resplandezca la luz de la fe en todos los corazones sedientos de ti. Amén.
Actuemos: “Vio Jesús a Natanael que se acercaba y dijo acerca de él: Este es, en verdad, un israelita sin ninguna falsedad”. Hoy tendré actitudes éticas y transparentes en lo que pienso, digo y hago.
Recordemos: “El cristianismo no es en primer lugar una doctrina, una ética o una ideología, sino una persona, la persona de Jesús. Anhelar y vivir la experiencia del encuentro personal con él, es la posibilidad de conocerlo y anunciarlo” (del libro Llevar a Jesús en mi automóvil, Paulinas, Colombia).
Profundicemos: “La Palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón. Esta Palabra es el mensaje de fe que predicamos” (Rm 10,8).
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