7 de Septiembre

Dejándolo todo, lo siguieron

(Lc 5, 1-11)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

El camino espiritual del discípulo de Jesús debe estar caracterizado por la humildad de corazón y el valor de renunciar a todo para adherirse a Él de forma total. El Evangelio de Lucas, hoy nos presenta a Jesús que llama a sus primeros discípulos; aunque el texto inicia diciéndonos que mucha gente se agolpaba al redor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios. Mientras Él estaba a orilla del lago de Genesaret, vio dos barcas y a los pescadores que lavaban sus redes, Jesús decide subir a una de esas barcas, la de Simón, y le pide apartarse un poco de la orilla: Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Hace de ésta barca su cátedra para enseñar. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “Rema mar adentro, y echen sus redes para la pesca”. Respondió Simón y dijo: “Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes”. Pedro reconoce la autoridad de Jesús y lo llama Maestro, también cree y se fía de  su Palabra, tira las redes y el resultado es extraordinario: “hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse”. Así, con la sinceridad y espontaneidad que caracteriza a Pedro, asombrado dice: “Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador”.  Y Jesús  lo anima a no tener miedo y le hace una invitación: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”. Con un sí confiado y generoso Pedro y sus compañeros aceptan su nueva misión para iluminar el mundo con la Buena Nueva del Evangelio.

 

Reflexionemos: La Iglesia somos todos los bautizados, y nuestra vida no se oculta a la mirada del Señor, al contrario si nosotros intentamos alejarnos, Él nos busca y nos llama con mayor insistencia para permitirnos seguir sus pasos. ¿Desde mi realidad personal, estoy dispuesto a decirle a Dios que puede contar conmigo como obrero de su Reino?

 

Oremos: Señor, por la gracia de tu Santo Espíritu, concédeme valentía para responder con sinceridad  al llamado que me haces. Amén. 

 

Actuemos: Hoy confiaré y no temeré ser testigo del amor de Dios en medios de las realidades en las que me encuentre.

 

Recordemos: Y Jesús dijo a Simón: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”. Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

 

Profundicemos: Ir en pos del Señor, es dejar libre el corazón, para encontrar en su Palabra la sabiduría que guía nuestros pasos y da valor para asumir algo nuevo.

 

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