19 de julio

“Has escondido estas cosas a los sabios y se las has revelado a los pequeños”

(Mt 1, 25-27)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

El texto nos presenta el corazón tierno y misericordioso de Jesús y su predilección por los sencillos, los pobres y agradece de una forma especial por ellos al Padre “Te doy gracias Padre Señor del cielo y de la tierra”. Le da gracias por los pequeños porque ellos han descubierto la grandeza de Dios.


Enaltece a los humildes, viene en auxilio de los pobres y pequeños, colma de bienes, bendiciones y esperanzas a los que confían en su misericordia de generación en generación, mientras derriba de sus tronos a los ricos, potentes y dominadores.

 

Reflexionemos: Agradezco y valoro a los sencillos a los pobres y descubro en ellos la presencia de Dios.

 

Oremos: Gracias Jesús, porque te has fijado en mí: pobre, pecadora, necesitada de tu misericordia y amor. Amén.

 

Actuemos: Acércame a las personas que veo necesitadas de apoyo y permíteme ayudarlas sintiendo que en ellas está el Señor.

 

Profundicemos: Desde el principio, el Hijo, presente en la creación que él mismo ha modelado, revela el Padre a todos los que el Padre quiere, cuando quiere y como lo quiere. En todas las cosas y a través de todas las cosas, no existe más que un solo Dios Padre, un solo Verbo, un solo Espíritu y una sola salvación para todos los que creen en él. Ireneo de Lyon

 

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