“Has escondido estas cosas a los sabios y se las has revelado a los pequeños”
(Mt 1, 25-27)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
El texto nos presenta el corazón tierno y misericordioso de Jesús y su predilección por los sencillos, los pobres y agradece de una forma especial por ellos al Padre “Te doy gracias Padre Señor del cielo y de la tierra”. Le da gracias por los pequeños porque ellos han descubierto la grandeza de Dios.
Enaltece a los humildes, viene en auxilio de los pobres y pequeños, colma de bienes, bendiciones y esperanzas a los que confían en su misericordia de generación en generación, mientras derriba de sus tronos a los ricos, potentes y dominadores.
Reflexionemos: Agradezco y valoro a los sencillos a los pobres y descubro en ellos la presencia de Dios.
Oremos: Gracias Jesús, porque te has fijado en mí: pobre, pecadora, necesitada de tu misericordia y amor. Amén.
Actuemos: Acércame a las personas que veo necesitadas de apoyo y permíteme ayudarlas sintiendo que en ellas está el Señor.
Profundicemos: Desde el principio, el Hijo, presente en la creación que él mismo ha modelado, revela el Padre a todos los que el Padre quiere, cuando quiere y como lo quiere. En todas las cosas y a través de todas las cosas, no existe más que un solo Dios Padre, un solo Verbo, un solo Espíritu y una sola salvación para todos los que creen en él. Ireneo de Lyon