20 de julio

“Soy manso y humilde de corazón”

(Mt 11, 28-30)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

Vengan a mi…” (11,28a). Con estas palabras, Jesús hace una invitación directa a todos para que se hagan sus discípulos. Éstos son los que “están fatigados y sobrecargados” y en el seguimiento Jesús los invita a reposar: “…y yo les daré descanso”.
“Tomad sobre vosotros mi yugo” (11,29a).El evangelio de Jesús revelado a los pequeños es el nuevo “yugo” que no oprime sino que libera. Jesús intercambia con nosotros su carga: Él toma nuestros fardos pesados de la vida sobre sus hombres y a cambio nos da su corazón “manso y humilde” (11,29b).

 

Reflexionemos: ¿Cuándo me siento, desolado triste, cansado en la vida, ¿busco a Jesús?, ¿descanso en Él? ¿Siento que mis cargas se aligeran?

 

Oremos: Señor, aquí estoy, tú conoces mi corazón, sabes lo que estoy viviendo, toma mis cargas y ayúdame a amar la cruz. Amén.

 

Actuemos: Ayudar a personas que sufren y viven situaciones difíciles a cargar su cruz y presentarlas a Jesús.

 

Profundicemos: El yugo de Jesús es yugo de amor y, por tanto, garantía de descanso. A veces nos pesa la soledad de nuestras fatigas, y estamos tan cargados del yugo que ya no nos acordamos de haberlo recibido del Señor. Nos parece solamente nuestro y, por tanto, nos arrastramos como bueyes cansados en el campo árido, abrumados por la sensación de haber trabajado en vano, olvidando la plenitud del descanso vinculado indisolublemente a Aquel que hizo la promesa. Papa Francisco

 

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