“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”
(Mc 12, 31)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
La Cuaresma nos ofrece un itinerario personal y espiritual que nos ayuda de manera especial a unir nuestra vida mucho más a Dios y a nuestros hermanos, a la vez que nos permite reconocer las verdaderas intenciones que mueven nuestro interior. Experiencias que dan sentido a nuestro camino de fe y que nos motivan como al escriba del evangelio de hoy, a vivir de manera sensata nuestra relación con Dios a través de la escucha y del amor que tenemos hacia quienes nos rodean. Pidamos al Señor, en este día la gracia de comprender que la mejor manera de vivir y expresar nuestro amor a Dios, es a partir del amor que damos a quienes nos rodean empezando por nuestros seres queridos.
Reflexionemos: ¿Cómo expresamos nuestro amor a Dios y a quienes nos rodean?, ¿somos misericordiosos con nosotros mismos?
Oremos: Gracias, Señor, por enseñarnos que nuestro amor a ti se traduce en gestos concretos de cariño, servicio y ternura hacia quienes nos rodean. Amén.
Recordemos: Amar a Dios no es una realidad abstracta sino que se traduce en actitudes concretas hacia los demás.
Actuemos: Expresemos en esta jornada a través de gestos concretos el amor que sentimos hacia nuestros seres queridos.
Profundicemos: El amor es la mayor fuerza que nos identifica como seguidores de Jesús (Libro: El amor es la única revolución).