“Hijo, recuerda que tus bienes los tuviste en vida, cuando Lázaro solo tuvo males”
(Lc 16, 25)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
La liturgia de este tiempo de Cuaresma nos lleva en este día a poner la mirada sobre la actitud compasiva que estamos llamados a tener hacia los demás, especialmente a través de la historia del pobre Lázaro y el rico Epulón. Tal vez como el rico vivimos más en función de nuestros propios intereses y comodidades, y no somos capaces de reconocer el sufrimiento y las necesidades de quienes nos rodean. Pasamos la vida cumpliendo solo con lo que nos corresponde, acumulando bienes, posiciones, comodidades y respondiendo a intereses particulares. Estamos tan envueltos en nuestras propias cosas que no somos capaces de volver nuestra mirada sobre aquellos que nos rodean y claman a gritos nuestra ayuda. Pidamos al Señor, en este día, que nos conceda la gracia de salir cada vez más de nosotros mismos para reconocer las necesidades de quienes están a nuestro lado y solidarizarnos mucho más con ellos.
Reflexionemos: ¿Qué enseñanza nos deja la actitud del rico frente a Lázaro?, ¿somos sensibles a las necesidades de quienes nos rodean?
Oremos: Ayúdanos, Señor, a no ser indiferentes al dolor y las necesidades de nuestros hermanos. A no seguir edificando nuestra vida solo en función de nuestros intereses personales. Amén.
Recordemos: Siempre tenemos alguien a nuestro lado que necesita de nuestra ayuda.
Actuemos: Tomemos un espacio de esta jornada para mirar a nuestro alrededor y reconocer los rostros concretos de las personas que necesitan de nuestra ayuda y compañía.
Profundicemos: Somos solidarios en la medida en que nos arriesgamos a escuchar, compartir y reconocer las necesidades de los demás (Libro: Damián de Molokai. Apóstol de los leprosos).