10 de Marzo

“Les va a quitar su Reino para confiárselo a un pueblo que produzca frutos”

(Mt 21, 43)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

La Cuaresma nos ofrece un camino de éxodo y purificación interior que nos ayuda a identificar las verdaderas intenciones que mueven nuestro corazón y los frutos que la escucha atenta de la Palabra despierta en nuestra existencia. Tal vez, como los sumos sacerdotes y los fariseos, a quienes Jesús critica abiertamente en el evangelio de hoy, por su dureza de corazón, hemos dejado pasar de largo los llamados de conversión que el Señor nos hace cada día, por cerrarnos en nuestros propios intereses y no abrirnos a la novedad que el Evangelio nos presenta. Indiferencia que nos priva de dar fruto e irradiar el bien que Dios obra en nosotros a diario por medio de su Palabra.  Pidamos al Señor, en este día, la gracia de ser más dóciles y abiertos a sus llamados.

 

Reflexionemos: ¿Cómo acogemos los llamados de conversión que el Señor nos hace en su Palabra?, ¿qué enseñanza nos deja la crítica que Jesús hace a los fariseos y a los sumos sacerdotes?

 

Oremos: Danos, la gracia, Señor, de no dejar pasar de largo los llamados de conversión que nos haces a diario en tu Palabra. Que de tu mano aprendamos a hacer vida cada una de tus enseñanzas. Amén. 

 

Recordemos: Cada día es una valiosa oportunidad para dejarnos transformar y renovar por la Palabra de Dios.

 

Actuemos: Preguntémonos en este día cuáles son los frutos que la Palabra de Dios suscita en nuestro corazón, si somos dóciles a ellos y los hacemos vida.

 

Profundicemos: La Cuaresma nos ofrece la valiosa oportunidad de renovar nuestra vida a la luz de la Palabra y orientarla a Dios (Libro: Reflexiones en el camino).

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