“Vino a servir y a entregarse a sí mismo en rescate por la multitud
(Mt 20, 28)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
Como seres humanos siempre guardamos en nuestro corazón el deseo de poder y de reconocimiento. Esto en gran medida, por el influjo de la sociedad actual de consumo en la cual estamos inmersos y que muchas veces, sin darnos cuenta, nos impone una serie de criterios y valores que se contraponen a los valores del Reino. De allí, que sea importante estar alertas y cultivar una vida espiritual que nos fortalezca y nos haga más conscientes de la realidad que vivimos, para que no reduzcamos nuestra experiencia de fe o nuestra relación con Jesús a la búsqueda de poder y reconocimiento como la madre de los Zebedeos. Pidamos al Señor, en este tiempo de Cuaresma la gracia de aprender amar y servir desinteresadamente en todo lo que hagamos, para que como Él, podamos ser presencia viva del Reino en medio de quienes nos rodean.
Reflexionemos: ¿Qué deseos de poder o reconocimiento ambiciona nuestro corazón?, ¿reconocemos en el servicio un camino para ser personas libres y felices?
Oremos: Danos, la gracia, Señor, de reconocer en el servicio un medio para aprender a compartir con sencillez y alegría todo aquello que recibimos de ti. Amén.
Recordemos: El servicio nos conecta con las realidades y necesidades de quienes nos rodean.
Actuemos: Salgamos al encuentro en este día de alguna persona que necesite de nuestra escucha, apoyo o colaboración.
Profundicemos: El servicio nos enseña a solidarizarnos y a compartir desinteresadamente aquello que tenemos con quienes nos rodean (Libro: Santos de tenis y jeans).