“El superior entre ustedes debe ser servidor de los demás”
(Mt 23, 11)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
La Cuaresma nos ofrece la posibilidad de volver la mirada hacia nuestra realidad personal para preguntarnos por aquellas actitudes que no nos dejan ser felices ni personas libres ni auténticas. Una de ellas es la hipocresía, tal como lo señala Jesús al hablar de los fariseos en el evangelio de hoy: “Dicen pero no hacen. Inventan cargas pesadas e insoportables y se las ponen a los demás sobre los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para llamar la atención de la gente”. Aprovechemos esta jornada para revisar nuestra vida y preguntarnos si como los fariseos nosotros también nos dejamos llevar por las apariencias y el deseo de reconocimiento. Si en nuestro corazón pesa más la necesidad de sobresalir que simplemente ser feliz con lo que somos y poseemos.
Reflexionemos: ¿Buscamos ser reconocidos por los demás?, ¿Qué llamados nos deja la crítica que Jesús hace a los fariseos?
Oremos: Ayúdanos, Señor, a ser personas libres y auténticas que no tengan mayor ambición y alegría, que ser reconocidas por el bien que podemos hacer a través de ti. Amén.
Recordemos: Nuestra verdadera felicidad no radica en los reconocimientos que tengamos sino en el bien y el amor que podemos brindar a los demás.
Actuemos: Aprovechemos esta jornada para revisar nuestra vida en clima de oración y preguntarnos por las cosas buenas o negativas que ambiciona nuestro corazón.
Profundicemos: Ser personas libres y auténticas es ante todo un camino continuo de autoconocimiento y transformación interior (Libro: La fuerza interior).