“La medida con que den, será la medida con que reciban”
(Lc 6, 38)
Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida
El tiempo de Cuaresma a través de la liturgia cotidiana y los signos que lo acompañan, nos coloca en un dinamismo de éxodo continúo de nosotros mismos para ir al encuentro de quienes más nos necesitan. Nos llama y nos reta a ser mejores personas, a renovar nuestras relaciones personales, familiares, laborales, para aprender a encontrarnos y compartir aquello que somos y tenemos con los demás. Así como nos lo recuerda Jesús en el evangelio de hoy: “Sean misericordiosos, como es misericordioso su Padre. No censuren, y Dios no los censurará. No condenen, y Él no los condenará. Perdonen, y Dios los perdonará. Den, y Él les dará”. Acciones que nos ponen en camino de apertura, donación y gratuidad. Pidamos al Señor, en este día la gracia de abrirnos a estos llamados y esforzarnos por llevarlos a la práctica.
Reflexionemos: ¿Somos generosos a la hora de compartir lo que somos y tenemos?, ¿qué invitación nos deja el evangelio de este día?
Oremos: Enséñanos, Señor, la importancia de renunciar cada vez más a nuestros egoísmos para aprender a compartir con sencillez y alegría aquello que somos y tenemos con quienes nos rodean. Amén.
Recordemos: Cuando más damos, más recibimos de Dios y de los otros.
Actuemos: Reservemos un espacio especial de esta jornada para compartir y encontrarnos con nuestros seres queridos.
Profundicemos: Una de las mejores maneras de vivir la Cuaresma es fortaleciendo la escucha y el diálogo con nuestros seres queridos (Ebook: Creciendo en familia).