Escucha La Palabra de Dios para cada día
Primera Lectura
Comienzo de la Segunda Carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 1, 1-5. 11b-12
Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los Tesalonicenses en Dios, nuestro Padre, y en el Señor Jesucristo. A ustedes gracia y paz de parte de Dios Padre y del Señor Jesucristo. Debemos dar continuas gracias a Dios por ustedes, hermanos, como es justo, pues su fe crece vigorosamente y sigue aumentando el amor mutuo de todos
y cada uno de ustedes. Esto hace que nos mostremos orgullosos de ustedes ante las Iglesias de Dios por su paciencia y su fe en medio de todas las persecuciones y tribulaciones que están soportando. Así se pone de manifiesto el justo juicio divino, de manera que lleguen a ser dignos del Reino de Dios, por el cual padecen. Nuestro Dios los haga dignos de la vocación y con su poder lleve a término todo propósito de hacer el bien y la tarea de la fe. De este modo, el nombre de nuestro Señor Jesús será glorificado en ustedes y ustedes en Él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
L: Palabra de Dios.
T: Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL 95, 1-5
R. Cuenten las maravillas del Señor a todas las naciones.
Canten al Señor un cántico nuevo, cante al Señor, toda la tierra; canten al Señor, bendigan su nombre / R.
Proclamen día tras día su victoria. Cuenten a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones / R.
Porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses. Pues los dioses de los gentiles no son nada, mientras que el Señor ha hecho el cielo / R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Jn 10, 27)
“Mis ovejas escuchan mi voz – dice el Señor–, y yo las conozco, y ellas me siguen”.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 23, 13-22
“¡Ay de ustedes, guías ciegos!”
En aquel tiempo, Jesús dijo: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quieren. ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que viajan por tierra y mar para ganar un prosélito, y cuando lo consiguen, lo hacen digno de la ‘gehenna’ el doble que ustedes! ¡Ay de ustedes, guías ciegos, que dicen: ‘Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga!’. ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: ‘Jurar por el altar no
obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga’. ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura por él y por cuanto hay sobre él; quien jura por el templo, jura por él y por quien habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él”.
S: Palabra del Señor.
T: Gloria a ti, Señor Jesús.