15 de enero

“Declaro en calidad de testigo que Él es el Hijo de Dios”

(Jn 1, 34)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

Llegamos hoy al segundo domingo del tiempo ordinario y el evangelio nos pone nuevamente en contacto con la figura profética de Juan el Bautista. Esta vez, dando testimonio de Jesús como el “cordero de Dios”, que tiene la facultad de perdonar los pecados del mundo y como el “Hijo de Dios”, que gracias al amor y a la predilección del Padre, puede bautizar con el Espíritu Santo. Testimonio que nos ayuda a conocer mucho más la identidad de Jesús y la misión que el Padre le ha confiado, en la que el Espíritu Santo, tiene la gran tarea de purificar y transformar nuestro corazón para abrirla mucho más a la experiencia de Dios. Pidamos al Señor en este día la gracia de dejarnos renovar y transformar cada vez más, por la fuerza de su Espíritu.

 

Reflexionemos: ¿Cómo damos testimonio de la presencia de Dios en nuestra vida?, ¿cómo vimos nuestra relación con el Espíritu?

 

Oremos: Danos, la gracia, Señor, de abrir cada vez más, nuestra mente, nuestra voluntad y nuestro corazón a la acción de tu Espíritu, para testimoniar como Juan todo lo bueno que obras en nuestra vida. Amén. 

 

Recordemos: Nuestra familia es el primer lugar en el que estamos llamados a dar testimonio del amor de Dios.

 

Actuemos: Aprovechemos esta jornada para revisar nuestra vida y percibir cómo podemos llevar más a nuestra vida, las enseñanzas de Jesús.

  

Profundicemos: Como bautizados estamos llamados a enseñar a nuestros hijos la manera concreta cómo podemos dar testimonio del amor de Dios (Libro: El testimonio).

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