22 de Noviembre

“Pero el final no vendrá enseguida”

(Lc 21, 9)

 

Permitamos que la Palabra de Dios toque nuestra vida

La realidad que narra el evangelio de este día no es ajena a la realidad que vivimos. Al igual que las primeras comunidades cristianas nuestra vida está marcada por signos de guerra, muerte, engaño y destrucción que en momentos nos roban la fe, la paz y la esperanza. Pese a ello, Jesús nos llama a mantener viva la confianza y a reconocer que estos acontecimientos si bien nos afectan, no determinan nuestra vida y nos abren a un horizonte mayor de fe, es decir, la fe que nos viene de su gracia y su presencia viva entre nosotros. Pidamos al Señor, la valentía de superar con fe las realidades adversas de nuestro mundo actual. La capacidad de no dejarnos robar nuestros sueños e ilusiones de trabajar por un mundo más humano, fraterno y misercordioso.

 

Reflexionemos: ¿Qué signos de guerra o muerte roban hoy la paz de nuestro corazón?, ¿reconocemos la presencia de Dios en ellos?

 

Oremos: Ayúdanos, Señor, a superar con fe las adversidades y los desafíos de la vida. A no perder la paz, la esperanza, ni la confianza en ti. Amén. 

 

Recordemos: Dios nos fortalece en las debilidades.

 

Actuemos: Pongamos en manos del Señor en esta jornada las realidades que roban la paz de nuestros hogares.

 

Profundicemos: La paz es una actitud que debemos cultivar cada día y afianzar de la mano de Dios para mejorar nuestras relaciones personales y familiares (Libro: Darse paz)

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